Sermón Nº 1
Texto: Hebreos 1:1-3
“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas,”
Introducción
El mensaje de Hebreos se resume en: “Vamos adelante a la perfección” es decir “vamos hacia adelante a la madurez” dejando las cosas de niños. He 6:1
El libro presenta a la fe y vida cristianas como superiores al judaísmo o cualquier otro sistema religioso.
Cristo es la Persona superior (1–6); su sacerdocio es superior al de Aarón (7–10); y el principio de la fe es superior al de la ley (11–13).
Las personas a quienes se dirigió Hebreos no estaban creciendo espiritualmente (5.11–14) y andaban en un estado de segunda infancia. Dios había hablado en la Palabra, pero no eran fieles para obedecerlo.
Descuidaban la instrucción de Dios y se alejaban de su bendición. El escritor procura animarles a avanzar en sus vidas espirituales, mostrándoles que en Cristo tienen bendiciones «mejores». Cristo es «el autor y consumador (que lleva a término) de la fe» (12.2).
Ellos en su gran mayoría eran cristianos judíos. Algunos quizás habían estado siguiendo a Jesús por treinta años, soportando a causa de su fe, es decir, por ser cristianos una gran persecución por parte de judíos incrédulos y de judíos reformados o judaizantes.
Muchos habían perdido sus posesiones, como negocios, casas, terrenos, muebles y animales. Cuando Esteban fue apedreado, huyeron de Jerusalén solamente con lo que podían llevar para el viaje.
Al principio, ellos esperaban que Jesús regresara en cualquier momento, pero a medida que pasaban los años algo de su esperanza comenzaba a desvanecerse.
Después de tres décadas algunos hasta estaban pensando en volver a Jerusalén, estaban nostálgicos de “los buenos tiempos pasados”. Allí tendrían un templo, un sumo sacerdote, sacrificios de animales, fiestas religiosas, confraternidad con la familia, etc.
La tentación a volver atrás, a abandonar a Jesucristo y así evitar los problemas que su Nombre les traía era muy grande. Tal vez pensaban que si se quedaban en ese estado de letargo espiritual, sin aprender más de la fe Cristo, sin profundizar en las Escrituras, o aun sin asistir a las reuniones cristianas, evitarían los conflictos y dificultades que vendrían.
Por eso el autor les escribe y les advierte que el volver atrás sería mucho más peligroso que seguir adelante en el camino de la vida cristiana.
Les presenta a JESUCRISTO como absolutamente superior a su religión anterior, la del A.T., y en base a esa superioridad los anima a perseverar fielmente en el seguimiento del Señor, aun en medio de la más intensa persecución.
En estos tiempos quizás haya también creyentes que a causa del arduo trabajo o de tiempos difíciles, se vean tentados a pensar que los tiempos anteriores han sido más fáciles o más felices. Pero la memoria puede ser mala guía, porque por lo general, los tiempos pasados aunque con algunas cosas que el hombre considera buenas, han sido extremadamente malos, fundamentalmente por estar separados de Dios a causa del pecado, sin familia espiritual y sin ciudadanía en el cielo.
Por eso necesitamos conformar nuestra fe, sabiendo que lo que tenemos en Jesucristo es mejor y superior a cualquier cosa que este mundo ofrezca.
1. Jesucristo es superior a todos los profetas
A. Dios habló antes.
Dios no quedó aislado de los hombres, sino que se ha comunicado y se comunica con ellos. Dios no ha dejado al hombre abandonado o ignorante de su naturaleza y de su voluntad. Es un Dios que se “revela”, que quiere que lo conozcamos, de manera que permanentemente está buscando al hombre, dándose a conocer, enviándole su mensaje personal, revelador y para salvación.
Y porque Dios ha hablado podemos tener una relación personal con Él, podemos comunicarnos con Él, podemos entender la naturaleza de la Creación, el propósito de Dios para nosotros y para toda la humanidad. Hoy Dios sigue hablando a los hombres pero a través de la Biblia. La Biblia es la Palabra de Dios y la expresión del Hijo, Jesucristo.
Muchas veces. El Antiguo Testamento tiene 27 autores, y se escribió en 1400 años. A lo largo de este tiempo Dios fue mostrando de a poco cómo sería el Mesías, el Cristo.
A Noe le mostró de qué región vendría el Mesías. Gen 9:26,27
A Jacob la tribu.
A David e Isaías la familia.
A Miqueas la aldea de su nacimiento. Miq 5.2
A Daniel el tiempo preciso de su nacimiento y ministerio.
A Malaquías quien prepararía el camino para la venida del Mesías.
Por medio de Jonas sobre su entierro y resurrección.
A Isaías y Oseas sobre la resurrección.
Muchas maneras. La revelación dada en muchas partes fue comunicada de diferentes modos lo hizo en sueños (Dn. 7:1),
en visiones (Is. 1:1, 2; 6:1),
por medio de ángeles (Dn. 8:15-19),
directamente (Ex. 3:1-8).
También lo hizo a través de Urim y Tumim, parábolas, leyes, promesas, relatos históricos, poemas, etc.
A los padres. La revelación dada de distintas maneras y en otros tiempos fue recibida por los padres, es decir, por todos los antecesores de los judíos, quienes tenían la responsabilidad de preservarla y transmitirla sin alternación. La misma responsabilidad le cabe hoy al cristiano comprometido, no solo a los líderes que tienen responsabilidad en comunicarla, sino a todo cristiano. Cuidado con adulterar (agregar, quitar, o rebajar) la Palabra de Dios y con quienes lo hacen sutilmente para beneficio propio.
Por medio de los profetas. Los instrumentos para la comunicación de la revelación fueron los profetas, personas a través de las cuales Dios habló. Los profetas profetizaron por medio de escritos, y algunos lo hicieron sin que se escribiesen sus palabras como Juan el Bautista (Mt. 11-13).
El mensaje profético era considerado como una de las dos partes en que se dividía el Antiguo Testamento, cuya división comprendía “la ley y los profetas” (Mt. 5:17; 7:12; Lc. 16:16). Cada uno de los textos proféticos es la Palabra inspirada por Dios, esa es la razón por la que el apóstol Pablo nos advierte: “no menospreciéis las profecías (1º Ts. 5:20)
B. En los postreros días habló por el Hijo.
Los judíos usaban este término “postreros días” para referirse al tiempo en que el Cristo vendría. Desde que Jesús nació estamos en los “postreros días” o “últimos tiempos”. Este “último tiempo” va a terminar con la Segunda Venida de Jesucristo. Por eso debemos predicar el Evangelio, cuando Cristo vuelva el tiempo se habrá acabado.
De una vez y para siempre. Habra algún sueño, visión, ángel o idea sobre Dios que sea superior a la que el Hijo ha dado? Absolutamente NO.
De una manera. Juan 16:15, "El Espíritu de verdad... tomará de lo mío, y os lo hará saber". Así que el Espíritu de Dios, hablando por medio de Juan, Santiago, el Dr. Lucas, Pablo y Pedro, y por los otros escritores del Nuevo Testamento, nos ha dado la revelación completa de Dios, esa revelacion que proviene del Hijo.
Por medio del Hijo. La Deidad no ha de ser explicada sino ha de ser adorada; y la condición de Hijo que ostenta Cristo debe ser aceptada como una verdad revelada y debe ser asida por la fe aunque no pueda ser captada por el entendimiento. Los padres de la Iglesia realizaron muchos intentos de explicar la relación entre las dos Divinas Personas, el Padre y el Hijo, pero habría sido mejor que no hubieran divulgado nunca las explicaciones, pues las figuras que utilizaron tienden a conducir al error. Bástenos decir que, en el lenguaje sumamente pertinente del Credo de Nicea, Cristo es “Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero.” Él es co-igual con el Padre, aunque no sepamos cómo es eso. Él tiene la relación más íntima posible con el Padre, una relación de intenso amor y deleite, así que el Padre dice de Él: “Este es mi Hijo amado.” Sí, Él es uno con el Padre, de tal manera que no es posible separarlos. Él mismo dijo: “Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí” en respuesta a la petición hecha por Felipe: “Señor, muéstranos el Padre.”
2. Jesucristo es superior porque es Dios.
Heredero de todo. Ahora, ¿qué significa eso sino que Cristo posee todas las cosas así como un heredero posee su herencia y que Cristo es Señor de todas las cosas así como un heredero se convierte en señor y soberano en medio de sus hermanos? Este nombramiento tendrá pleno efecto muy pronto pues, “todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas.” Cristo es Señor de todos los ángeles; ni un solo serafín extiende sus alas a no ser por la orden del “Heredero de todo.” No hay espíritus refulgentes, desconocidos para nosotros, que estén fuera del control del Dios-hombre, Cristo Jesús; y también los ángeles caídos están obligados a inclinarse ante Su omnipotencia. En cuanto a todas las cosas de aquí abajo, a las sustancias materiales, a los hombres regenerados o no regenerados, Dios le ha otorgado a Él poder sobre toda carne para que dé vida eterna a todos cuantos el Padre le ha dado. Él ha puesto todas las cosas debajo de Sus pies, “y el principado sobre su hombro.” Él es Heredero, o Señor y Poseedor de todas las cosas y permítanme decir que también lo es de todas las suertes de bendiciones y de todas las formas de gracia, pues “agradó al Padre que en él habitase toda plenitud”; y con la misma seguridad con la que el tiempo gira y con la que observas los fugaces minutos en la carátula del dial, la hora viene cuando Cristo será universalmente reconocido como Rey de reyes y Señor de señores.
Hacedor del universo. Dios los hizo a todos por Jesucristo: “Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.” Era Cristo quien estaba allí— “poder de Dios, y sabiduría de Dios,” como Pablo lo llama—creando todas las cosas. Me encanta pensar que Aquel que creó todas las cosas es también nuestro Salvador, pues entonces puede crear en mí un corazón limpio y puede renovar un espíritu recto en mi interior; y si necesito una creación completamente nueva—como en efecto la necesito—Él está a la altura de esa tarea. El hombre es incapaz de crear el más diminuto de los mosquitos que hayan danzado jamás en el rayo vespertino del sol; el hombre es incapaz de crear ni siquiera un solo grano de polvo; pero dado que Cristo creó todos los mundos, Él puede hacernos nuevas criaturas gracias al asombroso poder de Su gracia.
Resplandor de la gloria de Dios. Algunos comentaristas dicen—y no es una figura indebida, pero con todo, no podemos estirar demasiado ninguna figura—que como la luz es al sol, así Jesús es a la gloria de Dios. Él es el resplandor de esa gloria; es decir, no hay ninguna gloria en Dios que no esté también en Cristo. Es como el rayo del Sol que llega hasta nosotros, ese rayo es el Sol mismo que nos alcanza. El Sol brilla con luz propia, pero la luna es diferente. La luna refleja al Sol, así como el cristiano refleja la luz de Cristo cuando vive en fe y obediencia.
Imagen misma de sustancia. Todo lo que Dios es, Cristo es; la propia semejanza de Dios, la propia Divinidad de la Divinidad, la propia Deidad de la Deidad, es en Cristo Jesús: “la imagen misma de su sustancia.” John Owen, explica el resplandor de la gloria del Padre haciendo referencia a la Shekinah sobre el propiciatorio, que era la única señal visible de la presencia de Dios allí. Se dice que una extraordinaria luminosidad refulgía en medio de los querubines. Ahora bien, Cristo es Dios manifiesto en Su resplandor.
Sustentador de la creación. Sólo piensen en eso. Este grandioso mundo nuestro es sustentado por la palabra de Cristo. Si Su palabra no le diera una existencia continuada, iría de regreso a la nada de donde brotó. No existe ningún ser que sea independiente del Mediador, excepto únicamente el siempre bendito Padre y el Espíritu. “Quien sustenta todas las cosas,” esto es, quien continúa manteniéndolas como son. Justo como estas columnas sostienen estos balcones, o como los cimientos sustentan una casa, así Jesucristo “sustenta todas las cosas con la palabra de su poder.” Él puede sustentarme. Si la palabra de Su poder sustenta la tierra y el cielo, seguramente esa misma palabra puede sustentarte, pobre corazón trémulo, si confías en Él. No debería haber ningún temor acerca de este asunto; ven y pruébalo por ti mismo.
Purificador de nuestros pecados: Cristo purificó nuestros pecados por medio de sí mismo, esto es, ofreciéndose como nuestro Sustituto. No podía haber ninguna purificación del pecado, excepto si Cristo llevaba su carga y Él en efecto la llevó. Él soportó todo lo que le correspondía al hombre culpable debido a su violación de la ley de Dios, y Dios aceptó Su sacrificio como un pleno equivalente, y así efectuó la purificación de nuestros pecados.
En estas semanas las noticias sobre los chicos atrapados en una cueva inundaron las noticias. Cuantas personas trabajaron para rescatar a los atrapados? Mas de 100 personas y no pueden salvar sus almas. Cuanto se gastó para rescatar a los 33 mineros en Chile? 22 millones de dólares. 28 años de salario mínimo. Pero no pueden salvar sus almas! Por eso lo que Cristo hizo para salvarnos es incalculable para nuestra mente.
¿Cómo nos salvó Cristo? “Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero.” “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones.” Él hizo eso en la cruz del Calvario; allí, eficazmente, finalmente, totalmente, completamente, eternamente, purificó a todo Su pueblo de sus pecados tomándolos sobre Sí mismo, soportando todas sus terribles consecuencias, cancelándolos y borrándolos y arrojándolos a las profundidades del mar y eliminándolos para siempre; y todo eso lo hizo “por medio de Sí mismo.”
Además, nuestro pecado es una inmundicia delante de la santidad de Dios. Los barrenderos de las calles, los ayudantes de cocina, los limpiadores de las alcantarillas, los trabajadores de Cateura, tienen un trabajo honorable comparado con la tarea de purificar el pecado.
Sentado a diestra del Padre. por último, tengo que hablar acerca de lo que CRISTO GOZA AHORA: “Habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.”
Noten, primero, que esto implica reposo. Cuando el sumo sacerdote penetraba dentro del velo, no se sentaba. Permanecía de pie, dominado por una santa agitación, portando la sangre sacrificial delante del esplendente propiciatorio; pero nuestro Salvador se sienta ahora a la diestra de Su Padre. El sumo sacerdote de la antigüedad no completaba su trabajo; el año siguiente se requería otro sacrificio expiatorio; pero nuestro Señor ha completado Su expiación y ahora “ya no queda más sacrificio por los pecados,” pues ya no queda ningún pecado que deba ser purificado. “Pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.” Se sienta ahí, y yo estoy seguro de que no estaría sentado si no hubiera consumado la salvación de Su pueblo. Isaías fue inspirado mucho antes par registrar lo que el Mesías diría: “Por amor de Sión no callaré, y por amor de Jerusalén no descansaré, hasta que salga como resplandor su justicia, y su salvación se encienda como una antorcha.” Pero Cristo reposa ahora.
Resumen
En los tiempos difíciles, seremos tentados a pensar que los tiempos anteriores han sido más fáciles o más felices. Pero la memoria puede ser mala guía.
Sólo nos resta decir “vamos hacia adelante a la madurez” dejando las cosas de niños, porque la fe en Cristo y vida cristianas son superiores.
Dios ha hablado podemos tener una relación personal con Él por medio de Cristo y su Palabra.
Cristo es “Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero.” y el Padre le ha otorgado a Él poder sobre toda carne para que dé vida eterna a todos cuantos el Padre le ha dado. Él ha puesto todas las cosas debajo de Sus pies, “y el principado sobre su hombro.”
Él es Heredero, Señor y Poseedor de todas las cosas y también lo es de todas las de bendiciones.
Jesucristo es el Creador. “Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.” Era Cristo quien estaba allí— “poder de Dios, y sabiduría de Dios,”
Jesucristo es la gloria de Dios, y podemos pedirle que nos alumbre con su luz para reflejar su gloria a los hombres.
“Jesucristo es quien sustenta todas las cosas,” esto es, quien continúa manteniéndolas como son.
Cristo purificó nuestros pecados por medio de sí mismo, esto es, ofreciéndose como nuestro Sustituto.
Nuestro Señor ha completado Su expiación y ahora “ya no queda más sacrificio por los pecados,” pues ya no queda ningún pecado que deba ser purificado.
Exhortación
Estas en medio de tribulación? No te rindas, Crece en la gracia y el conocimiento de Cristo.
Necesitas oír a Dios, busca en su palabra, arrodíllate y clama. El Señor quiere que tu relación con Él crezca. Recuerda, lo que tienes en Cristo es superior a todo.
Hay alguien querido que aún esta perdido? Clama a Jesucristo y háblale a esa persona del Hijo de Dios. El Hijo puede salvarte.
Estás pasando alguna necesidad? Ruega al Heredero, confía y sigue en obediencia, en el tiempo justo derramará sobre ti aquello que necesitas.
Necesitas un corazón renovado? Pídele a Cristo el creador “crea en mi un nuevo corazón Señor, un corazón lleno de amor, de perdón, de fe, de paciencia, de humildad, de perseverancia, de santidad” Purifica mi vida.
Estas lleno de culpa? Cristo terminó de pagar por tus pecados por una vez y para siempre. Recibe su perdón hoy y vete y no peques más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario