La Biblia anima al cristiano a ser "luz" en todo lugar y ninguno que ama a Cristo desearía ser lo contrario. Jesús advirtió que habría un costo que debía ser pagado por todo aquel que quisiera vivir como el vivió.
El problema que va a tener que enfrentar el cristiano es que las personas que están a su alrededor van a empezar a odiarle. Esto significa, que por su esfuerzo de hacer bien las cosas, va a poner en evidencia lo malo de las personas y como consecuencia va a tener que enfrentar el rechazo de aquellos que no tiene su misma fe. El cristiano que decide vivir para agradar a Dios casi siempre va desagradar a las personas qué hacen lo desagradable ante los ojos de Dios.
Vivir para la gloria de Dios, es decir, esforzarse para ser un buen ejemplo en todas las áreas de la vida, siempre hará que las personas que no son como él, se sientan incómodas porque al estar en contacto con un buen cristiano van a darse cuenta del desorden de su vida, de sus malas actitudes o sus debilidades y miedos; por tal motivo siempre deciden burlarse o apartarse de su presencia.
Que el cristiano sea rechazado por su fe o por sus buenas acciones o por su celo de la justicia realmente es un motivo de gozo. Debe entender que las personas que lo marginan no pueden soportar estar en la presencia de alguien que pone en evidencia el error en sus vidas. Por este motivo, el cristiano debe orar por aquellos que lo persiguen y maltratan, ya que necesitan de Cristo también.
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