Todas las personas que nacieron en el planeta
tierra tienen una cosa en común: enfrentar tentaciones. Nadie puede decir que
nunca fue tentado. Satanás usa diversas tácticas y ataca a todas las
personas con esa presión.
Por ejemplo, la tentación puede venir en la
forma de:
a.
Un objeto
que tu encuentras (una chica muy atractiva, un actor, una película, un helado
cuando estás a dieta).
b.
Puede venir
también en la forma de presión de grupo. Tus compañeros de escuela te invitan
para ir a un cine, a una fiesta, y hasta a experimentar drogas, o puede venir
en la forma de un deseo interno: "todo el mundo está haciendo lo mismo,
por qué yo no" Tu razonas: "una sola vez no me va a hacer mal".
Esa es una de las tentaciones más peligrosas. No tiene objeto físico, no existe
la presión de los amigos, es el cerebro contra ti...
Una encuesta reciente entre adolescentes
y jóvenes creyentes, reveló que el 42% de los muchachos y el 46% de las muchachas se
emborracharon por lo menos una vez el año anterior. Y uno de cada 5
adolescentes informó que en sus colegios el uso de drogas es cosa común.
Si bien algunos jóvenes se dan perfectamente
cuenta de los peligros de las drogas, muchos aún se sienten presionados a
experimentar con las drogas y el alcohol.
Existen varias cosas que debes saber sobre la tentación.
I.
Dios no
tienta a nadie
Stg 1:13-14 dice: Cuando alguno es tentado, no
diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el
mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es
tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido.
Son nuestros malos deseos los que nos tientan.
II.
La tentación tiene 4 características
a. La tentación
te atrae porque eres libre.
1Co 10:23
Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es
lícito, pero no todo edifica.
Como eres libre de decidir tus acciones, la fuerza de la tentación es grande, ya que tienes la posibilidad de hacer lo que no debes.
b. La tentación no dura la vida entera, es como la campana del teléfono: suena, suena, te da curiosidad, pero si no atiendes, para.
Luc 4:13 Y cuando el diablo hubo
acabado toda tentación, se apartó de él por un tiempo.
Las tentaciones sólo duran un periodo corto de tiempo, mientras uno se expone al objeto del deseo, pero cuando éste se aleja o nos alejamos de él, la tentación disminuye hasta desaparecer.
c. Cuando una persona vence una tentación, es más facil vencer la próxima.
1Co 10:13 No os ha sobrevenido ninguna
tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados
más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la
tentación la salida, para que podáis soportar.
Dios nunca te abandona en el momento de la tentación, pero debes de someterte a Él, a su voluntad para salir victorioso de una situación tentadora.
d. Si la tentación ofrece un placer instantáneo, la victoria sobre ella ofrece mucho más placer. La sensación de estar bien con Dios, con los demás y contigo mismo, no tiene precio.
1Jn 3:8-9 El que practica el
pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto
apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. Todo aquel que es
nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en
él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.
Nada se compara al bienestar que ofrece una victoria sobre el pecado. Dios nos ha dado poder, pero para hacer el bien que espera de nosotros.
Reflexion
¿Te dejas
vencer por las tentaciones que a diario se presentan?
¿Te dejas
llevar por la presión del grupo?
¿Sigues la
corriente de este mundo?
Conclusión
Tú puedes
vencer las tentaciones, ya que Dios ha prometido que te ayudaría.
No debes
dejarte arrastrar por los malos consejos. Los malos no saben donde van, pero tu
si. No dejes que ellos te guien. Guíalos tú.
Santiago4:7 "Someteos pues a Dios, resistid al diablo
y el huirá de vosotros."
La tentación afortunadamente, no es pecado. Es apenas una invitación, con la que te encuentras. El pecado está en aceptar la invitación.
La tentación afortunadamente, no es pecado. Es apenas una invitación, con la que te encuentras. El pecado está en aceptar la invitación.
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