jueves, 21 de junio de 2012

Oremos por las autoridades


"En primer lugar, recomiendo orar por todo el mundo, dando gracias a Dios por todos y pidiéndole que les muestre su bondad y los ayude. Recomiendo que se ore por los gobernantes y por todas las autoridades, para que podamos vivir en paz y tranquilos, obedeciendo a Dios y llevándonos bien con los demás.
Esta clase de oración es buena y le agrada a Dios, nuestro Salvador; pues él quiere que todos se salven y sepan que: Sólo hay un Dios, y sólo hay uno que puede ponernos en paz con Dios: el hombre Jesucristo"
1Timoteo 2:1-5

Aunque Dios es todopoderoso y omnisciente, El nos ha escogido para que le ayudemos a cambiar el mundo por medio de nuestras oraciones. Cómo tiene lugar esto, es un misterio debido a nuestro limitado entendimiento, pero es una realidad. Pablo nos exhorta a orar unos por otros y también por los que nos gobiernan. Nuestras oraciones fervorosas tendrán resultados poderosos (Stg 5:16).

El mandato de Pablo de orar por los gobernante es digno de todo encomio, tomando en cuenta que por ese entonces el emperador romano era Nerón, un gobernante especialmente cruel (54-68 d.C.). Cuando Pablo escribió esta carta la persecución era una amenaza creciente para los cristianos. Más tarde, cuando en el año 64 d.C. Nerón necesitó un chivo expiatorio para el gran incendio que destruyó una buena parte a Roma, culpó a los cristianos romanos para desviar la atención de sí mismo. Luego la persecución se esparció por todo el Imperio Romano. No sólo se privó a los cristianos de ciertos privilegios en la sociedad, sino que algunos fueron públicamente muertos de manera cruel, quemados o echados a las fieras.

Cuando nuestras vidas transcurren quieta y reposadamente, es difícil recordar que debemos orar por los que están en autoridad, porque a menudo suponemos que todos los gobiernos son buenos. Es más fácil acordarnos de orar cuando experimentamos problemas. Pero debemos orar por aquellos que están en autoridad en el mundo para que sus sociedades sean favorables a la difusión del evangelio.

Tanto Pedro como Pablo dicen que Dios quiere que todos sean salvos (véase 2Pe 3:9). Esto no significa que todos serán salvos, porque la Biblia deja en claro que muchos rechazan a Cristo (Mat 25:31-46; Jn12:44-50; Heb 10:26-29). El mensaje del evangelio tiene un alcance mundial, no está limitado a una raza, un sexo o a un trasfondo nacional. Dios ama a todo el mundo y envió a su Hijo para salvar a todos los pecadores. Nunca asumas que alguien está fuera de la misericordia de Dios o más -- allá de alcanzar su ofrecimiento de salvación.

Como seres humanos estamos separados de Dios por el pecado, y sólo una persona en el universo puede pararse entre nosotros y Dios y unirnos otra vez: Jesús, que es Dios y hombre al mismo tiempo. El sacrificio de Cristo trajo nueva vida a la humanidad. ¿Le ha permitido usted que lo lleve al Padre?


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