sábado, 13 de diciembre de 2014

Jesús y un hombre sin esperanza


por el Pr. Cristian Jara


De todas las veces que Jesús se enfrentó a las fuerzas demoníacas  el relato del evangelio de Marcos nos brinda una riqueza teológica considerable.
En el capitulo 5 de este libro, encontramos este suceso en una forma más detallada que en los demas evangelios sinópticos. Reflexionando sobre su contenido podemos aprender más sobre nuestro Señor Jesucristo.

Jesús visita un lugar diferente.


v.1 “Vinieron al otro lado del mar, a la región de los gadarenos”

Debe llamarnos la atención esta visita, ya que el ministerio de Jesús se centraba principalmente en el pueblo judío. La región de los gadarenos era habitada principalmente por gentiles. Cualquier judío devoto evitaría ir a esta región, pero vemos que Jesús no es cualquier judío. La justificación de su visita la encontramos en Josue 14. Esta región corresponde a dos tribus y media: Ruben, Manasés y Gad.

Esto, pues, es lo que los hijos de Israel tomaron por heredad en la tierra de Canaán, lo cual les repartieron el sacerdote Eleazar, Josué hijo de Nun, y los cabezas de los padres de las tribus de los hijos de Israel. Por suerte se les dio su heredad, como Jehová había mandado a Moisés que se diera a las nueve tribus y a la media tribu. Porque a las dos tribus y a la media tribu les había dado Moisés heredad al otro lado del Jordán; mas a los levitas no les dio heredad entre ellos. Josue 14:2-3

De esta manera nos damos cuenta de que nuestro Dios, nunca se olvida de su pueblo. Aunque las personas de este mundo se olviden de nosotros y no nos tengan en cuanta por ser diferentes, El Señor nunca se apartará de nosotros. Jesús fue hasta esa región porque allí tambien había pueblo suyo que debía ser rescatado. Así tambien nosotros somos llamados a ir a lugares olvidados, a personas olvidadas de nuestra sociedad a llevar las Buenas Noticias de Jesús, y decirles a los perdidos: “Dios no se ha olvidado de ustedes”

Un hombre sin esperanza.


v.2-5. “Y cuando salió él de la barca, en seguida vino a su encuentro, de los sepulcros, un hombre con un espíritu inmundo,que tenía su morada en los sepulcros, y nadie podía atarle, ni aun con cadenas. Porque muchas veces había sido atado con grillos y cadenas, mas las cadenas habían sido hechas pedazos por él, y desmenuzados los grillos; y nadie le podía dominar. Y siempre, de día y de noche, andaba dando voces en los montes y en los sepulcros, e hiriéndose con piedras”

La situación de este hombre era desesperante. Un hombre atormentado por demonios que vivía en medio de una sociedad egoísta y mala. Este hombre necesitaba la ayuda de la gente, pero esta gente sólo pensaba en su bienestar. Dice la Biblia que estas personas en vez de ayudarlo, lo ataban hasta con cadenas, es cierto que ponía en riesgo la seguridad de ellos, pero también es cierto que no hicieron nada más para ayudarle. Vivía apartado de su gente y sin esperanzas de cambio en medio de un pueblo que prefería atarlo ante que ayudarlo.
Cuanto parecido hay entre la historia de este hombre y nuestra realidad. Muchas veces preferimos olvidar o apartarnos de aquellos que han sido presos por el pecado y por la influencia del enemigo. Es mucho más fácil atarlos con nuestras críticas que ayudarlos con nuestras oraciones y nuestro amor cristiano. Muchas veces pensamos sólo en nuestra conveniencia y comodidad antes que en la desgracia de nuestro prójimo.
Si Cristo se hubiese apartado de nosotros por ser pecadores, nadie se hubiera salvado. No debemos buscar excusas en nuestras necesidades, para olvidar a aquellos que necesitan más que nosotros.

Un ejemplo de obediencia.


v.6-10, 13a Cuando vio, pues, a Jesús de lejos, corrió, y se arrodilló ante él. Y clamando a gran voz, dijo: ¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes. Porque le decía: Sal de este hombre, espíritu inmundo. Y le preguntó: ¿Cómo te llamas? Y respondió diciendo: Legión me llamo; porque somos muchos. Y le rogaba mucho que no los enviase fuera de aquella región... Y luego Jesús les dio permiso. Y saliendo aquellos espíritus inmundos, entraron en los cerdos

Cuando hablamos de un endemoniado lo primero que esperamos es una conducta irracional, anormal, pero nos sorprende saber que “se arrodilló ante él” y llamaron a Jesús “Hijo del Dios Altísimo” . Aquí tenemos una actitud de adoración y reconocimiento de la divinidad de Jesús de parte de los mismos demonios, enemigos de Dios y de su pueblo.

El Comentario de William Hendriksen dice: “Aunque a veces los humanos hacen todo lo que pueden para negar la deidad de Cristo, no ocurre así con los demonios; nótese el Maestro recibe un título sublime de parte del portavoz de los espíritus inmundos que moraban en aquel hombre. ¡Le llama nada menos que Jesús, “Hijo del Dios Altísimo”! Y exactamente esto era y es Jesús”

Que diferentes solemos ser los hijos de Dios a estos demonios. Podemos decir que en este pasaje hay dos cosas que debemos imitar de ellos. La adoración al Cristo, el reconocimiento de que no hay nada más grande que nuestro Dios y la obediencia. Muchas veces somos tan irreverentes y desobedientes al Señor. Hacemos muchas cosas sólo porque creemos que es bueno o simplemente porque nos gusta y nos olvidamos que le debemos adoración y obediencia a Dios en todas las áreas de nuestra vida.
¿Cómo está mi vida de adoración y obediencia a Cristo? ¿Prefiero hacer mi voluntad o la voluntad de Dios? ¿es mi vida un testimonio de fe y buenas obras?

La propiedad privada.


v. 11-13 “Estaba allí cerca del monte un gran hato de cerdos paciendo. Y le rogaron todos los demonios, diciendo: Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos. Y luego Jesús les dio permiso. Y saliendo aquellos espíritus inmundos, entraron en los cerdos, los cuales eran como dos mil; y el hato se precipitó en el mar por un despeñadero, y en el mar se ahogaron.”

Muchos ateos y agnósticos critican esta parte del evangelio por la actitud que tuvo Jesús. ¿Qué justificación ética hubo para que Jesús permitiera que a estos animales les sucediese algo como esto?”

El Comentario de William Hendriksen dice:“¿Fue justo que Jesús permitiese a los demonios destruir tantos bienes, es decir, privar a sus propietarios de tan grande cantidad de pertenencias materiales?”. A la reflexión fundamental acerca de la soberanía de Dios, debe añadirse también que Jesús autorizó esta pérdida para ayudar a los propietarios. Pero esto les serviría de ayuda sólo si estaban dispuestos a aprender la lección debidamente. Aquellos propietarios y en general la gente de aquella comunidad eran egoístas. En su escala de valores, la adquisición, retención y multiplicación de las posesiones materiales ocupaban un lugar muchísimo más alto que la liberación y restauración de un hombre sin libertad, sin felicidad, sin amor, y sin nadie que se preocupase por él. El endemoniado era un esclavo, desgraciado, odiado y abandonado. De ahí que para ellos era necesaria esta lección.”

Dios es soberano, esto significa que tiene toda autoridad para disponer de su creación de acuerdo a su santa y sabia voluntad. Job descubrió que la perdida que tuvo al principio le trajo mas grandes bendiciones al final. A veces no entendemos al momento algunos eventos, sólo el tiempo y la fe nos dan la explicación que necesitamos.
¿Fue justo que Jesús permitiese a los demonios destruir tantos bienes, es decir, privar a sus propietarios de tan grande cantidad de pertenencias materiales?
Comentarista Luis de Miguel: “El Señor les permitió que fueran a los cerdos, pero cuando éstos se precipitaron por el despeñadero y murieron, esto causó una grave pérdida a sus propietarios. Algunos han cuestionado la actitud del Señor por esto. Pero en este caso, como en muchos otros, se acusa injustamente al Señor de aquello que realmente hizo el diablo. Recordemos que el Señor sólo les dio permiso para ir a los cerdos, él no hizo nada más. Fue Satanás quien destruyó los cerdos”
Muchas atribuimos a Dios eventos que realmente son responsabilidad del diablo. Satanás busca robar, matar y destruir al hijo de Dios. Es un enemigo implacable y nunca perdona una oportunidad de hacernos mal, pero nuestro Todopoderoso Señor y Dios, siempre utiliza la maldad de nuestros enemigos y nuestra propia maldad para bien. “Todas las cosas ayudan a bien, a los que son llamados dentro del propósito de Dios” nos recuerda Romanos 8:28.
Aunque vengan males, en Cristo, siempre serán para bien; si aun no ha llegado el bien, es que aún no ha terminado la obra de Dios.

Los porqueros y la gente.


v. 14-17 Y los que apacentaban los cerdos huyeron, y dieron aviso en la ciudad y en los campos. Y salieron a ver qué era aquello que había sucedido. Vienen a Jesús, y ven al que había sido atormentado del demonio, y que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio cabal; y tuvieron miedo. Y les contaron lo que lo habían visto, cómo le había acontecido al que había tenido el demonio, y lo de los cerdos. Y comenzaron a rogarle que se fuera de sus contornos.

Los que cuidaban los cerdos habían sido testigos del encuentro entre Jesús y el endemoniado y también de la perdida de los cerdos. Después de haber visto esto fueron a dar aviso a toda la gente de esa región. Cuando la gente vino vieron dos cosas: el hombre liberado y a muchos cerdos muertos. Las personas debían tomar una decisión... ¿qué era más importante? La liberación de este hombre o la perdida material que sufrieron algunos.
Podemos ver por la reacción de la gente que ellos estaban más interesados en lo material que en la vida de ese pobre hombre. El precio de conocer a Jesús era muy alto para ellos y prefirieron que Jesús se alejara. Muchas veces cuando seguir a Jesús va a costarnos las cosas que queremos, preferimos no seguirle.

El Comentario de William Hendriksen dice: ¿Cuántas veces, incluso en nuestro día y época, no se ha repetido este mismo incidente? La gente está ansiosa de escuchar la historia de Jesús y de su amor ... ¡siempre y cuando no se insista demasiado en las implicaciones del evangelio en la vida y conducta diarias, porque esto sería desagradable e inquietante!

¿Cuanto estamos dispuestos a perder en esta vida con tal de estar a los pies de Jesús?

La petición del hombre.

v. 18-20 “Al entrar él en la barca, el que había estado endemoniado le rogaba que le dejase estar con él. Mas Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti. Y se fue, y comenzó a publicar en Decápolis cuán grandes cosas había hecho Jesús con él; y todos se maravillaban.

Era lógico que aquel hombre salvado por Jesús quisiera seguirle. Cada uno de nosostros sentimos el mismo deseo desde aquel día que conocimos a Jesús. El Señor siempre ha pedido a todo que lo sigan pero en esta ocasión es diferente... Jesús no le permite a este hombre seguirlo. ¿Cuál es el motivo?
El verdadero seguidor de Cristo no sólo se compromete a llevar una vida diferente, sino que también debe ser un misionero. La misión es compartir con todos lo que Jesús ha hecho en nuestras vidas.
Uno puede decir que sigue a Jesús pero nunca ha hablado a otros de Cristo ha hecho en su vida. Esta actitud no es la que espera el Señor de nosotros.

El Comentario de Mathew Henry dice: El hombre proclamó jubilosamente las grandes cosas que Jesús había hecho por él. Todos los hombres se maravillaron pero pocos lo siguieron. Muchos que no pueden sino maravillarse por las obras de Cristo, no se prendan de Él como debieran.

Debemos vivir con la misión de compartir las Buenas Noticias con todas la personas que conocemos, ellos a su vez también harán lo mismo. No basta con admirar a Cristo, debemos también predicarlo. Hagamos nuestra parte y el Señor hará la suya en la salvación de los perdidos.


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