¿Ansioso?
Texto: Mateo
6:25-34
Introducción
La ansiedad significa “estado emocional
desencadenado por la anticipación de peligros o amenazas”.
Es una emoción dada por Dios para bien,
pero al corromperse por el pecado tiene consecuencias dañinas.
Todos sentimos ansiedad en nuestras
vidas, y a veces se convierte en un problema que causa malestar. Los síntomas
de la ansiedad son habituales en una sociedad tan ajetreada como la nuestra
(problemas de memoria, irritabilidad, fatiga, insomnio, depresión, enfermedades
cardiovasculares, debilitamiento del sistema inmunológico, problemas
digestivos, cambios en el metabolismo, problemas sexuales, dificultades en las
relaciones sociales, etc)
Veremos hoy cuál es la manera en que
debemos batallar contra esta emoción que llena nuestros corazones y nos quita
la paz.
A)
. ¿Qué es la ansiedad?
i. “todos
batallamos” 1°Pe 5:7
Notemos que no dice: «nunca tengo
problemas de sentir temor». El temor nos golpea y la batalla empieza. La Biblia
no supone que los verdaderos creyentes no tendrán ansiedad. Más bien, la Biblia
nos enseña a luchar contra ella cuando nos golpea.
Por ejemplo, 1 Pedro 5:7 dice: «Echando
toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de vosotros».No dice
que nunca tendremos ansiedad; por el contrario, dice que, cuando la tengamos,
la echemos sobre Dios.
Así
que esta es mi respuesta a aquellos que luchan día a día contra la ansiedad:
eso es bastante normal. La cuestión es la siguiente: ¿cómo luchar contra ella?
ii. “es luchar
contra la incredulidad por la fe “ Sal
56:3
La respuesta a esa pregunta: luchamos
contra la ansiedad al batallar contra la incredulidad y por la fe en la gracia
futura. La manera en que peleamos esta «buena batalla» es meditando en las garantías
que Dios nos da acerca de la gracia venidera y pidiendo ayuda a su Espíritu.
El limpiaparabrisas es la suma de las
promesas de Dios que barren el lodo de la incredulidad, y el líquido limpiador
es la ayuda del Espíritu Santo. La batalla para ser libres del pecado se pelea
«mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad» (2
Tesalonicenses 2:13).
La
obra del Espíritu y la Palabra de verdad: esos son los grandes edificadores de
la fe. Sin la obra ablandadora del Espíritu Santo, los limpiaparabrisas de la
Palabra tan solo arañarían por encima los enceguecedores terrones de la
incredulidad.
Ambos
son necesarios el Espíritu y la Palabra. Leemos las promesas de Dios y oramos
pidiendo la ayuda de su Espíritu. Y a medida que el parabrisas se limpia para
permitirnos ver el bien que Dios tiene planeado para nosotros (Jeremías 29:11),
nuestra fe se fortalece y el camino que la ansiedad ha torcido se endereza.
B)
. ¿Cómo puedo luchar contra la ansiedad?
Mateo 6:25-34
i. “Si Dios hizo
lo más difícil, cómo no hará lo fácil” v.25
Si el cuerpo y la vida son muchísimo
más complejos y difíciles de atender que la comida y la ropa, y aun así Dios en
efecto nos creó y nos dotó de ambos, entonces seguramente podrá proveernos la
comida y la ropa que necesitamos y está dispuesto a hacerlo.
Es
más, sin importar lo que suceda, Dios un día resucitará nuestro cuerpo y
preservará nuestra vida para que tengamos comunión eterna con él.
ii. “Mi vida es
más valiosa y Dios me cuidará” v.26
Si Dios está dispuesto a alimentar a
criaturas tan insignificantes como las aves, que no pueden hacer nada para
producir su comida no como nosotros, que podemos cultivar la tierra entonces
de seguro nos proveerá lo que necesitamos, porque valemos mucho más que las
aves.
iii. “La
preocupación no ayuda en nada” v.27
En cierto modo, esta también es una
promesa, la simple promesa de la realidad: la ansiedad no nos hará ningún bien.
Este no es el argumento principal, pero
a veces simplemente tenemos que ponernos firmes con nosotros mismos y decirnos:
«Alma, este afán es absolutamente inútil. No solo estás trastornando tu propio
día, sino el de otras personas por igual. Déjalo en manos de Dios y sigue
haciendo tu trabajo».
La ansiedad no logra nada que
valga la pena.
iv. “Dios viste a
la hierba y me vestirá también” v.28-30
Nosotros tenemos una prioridad mucho
más alta para Dios que las flores del campo, porque viviremos para siempre, y
así podremos darle alabanza eterna.
No
obstante, Dios tiene tal cantidad de energía creativa y de cuidado por su
creación, que los derrama abundantemente aun sobre las flores, que se marchitan
tan solo en cuestión de días. Por lo tanto, sin lugar a dudas, él invertirá la
misma energía y capacidad creativa en el cuidado de sus hijos, que vivirán para
siempre.
v. “Dios no es
indiferente a mis necesidades” v.31-32
No pensemos que Dios desconoce nuestras
necesidades. Él las conoce todas. Él es nuestro «Padre celestial». No mira con
indiferencia y a la distancia; él se interesa por nosotros. Él obrará para
suplir nuestras necesidades en el momento más apropiado.
vi. “Si me ocupo
de SU reino, El se ocupará de mi ” v.33
Si nos entregamos a la causa de Dios en
el mundo, en lugar de afanarnos por nuestras propias necesidades materiales,
Dios se asegurará de que tengamos todo lo que necesitamos para hacer su
voluntad y darle gloria.
Esta promesa es similar a la de Romanos 8:32: «¿Cómo no
nos concederá [Dios] también con Él [Cristo] todas las cosas?».
vii. “Dios me dará
la fuerza para hoy” v.34
Dios se encargará de que jamás seamos
probados más allá de lo que podemos soportar (1 Corintios 10:13). Él obrará por
nosotros, de modo que se cumpla lo que la Palabra declara: «como tus días serán
tus fuerzas» (Deuteronomio
33:25).
Ningún día tendremos más problemas de
los que podamos soportar; y para cada día habrá misericordia suficiente para
sobrellevar la tensión de ese día (Lamentaciones
3:22-23).
Pasos
prácticos para luchar contra la ansiedad.
1.
Hace ejercicio físico.
2.
Dormí mejor.
3.
Alimentate bien.
4.
Lucha contra la preocupación
a)
Establece 30 min. al día para preocuparte.
b)
Escribí tus preocupaciones y dedicale un
tiempo de oración
c)
Establece una frase o versículo bíblico
cuando los pensamientos quieran dominar tu mente y posterga la preocupación
para la hora que elegiste para preocuparte.
d)
Comenzá a enfocar tus pensamientos en
bendecir a alguien más (llamar a alguien y orar, servir, memorizar un versículo,
etc.) algo que quite tu mente del foco de preocupación.
e)
Hacer esto
cada vez que te des cuenta que tus pensamientos se enfocan en las
preocupaciones.
En Filipenses 4:6, Pablo dice: «Por
nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con
acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios». Y
luego en Filipenses 4:19 (solo trece versículos después), nos da la promesa
liberadora de la gracia venidera, del mismo modo en que Jesús lo hizo: «Mi Dios
proveerá a todas vuestras necesidades, conforme a sus riquezas en gloria en
Cristo Jesús».
Si
vivimos por fe en esta promesa de gracia venidera, será muy difícil que la
ansiedad prevalezca. Las «riquezas en gloria» de Dios son inagotables. Él
realmente quiere que no nos preocupemos por nuestro futuro.
Cuando
estes ansioso respecto de algún nuevo emprendimiento o reunión que conlleve un
riesgo, batallemos contra la incredulidad aferrándonos a una de las promesas de
Dios: Isaías 41:10 «No temas,
porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te
fortaleceré, ciertamente te ayudaré, sí, te sostendré con la diestra de mi
justicia» (Isaías 41:10).
Resumen
La ansiedad es una emoción que fue
corrompida por el pecado, por eso es dañina cuando no la sometemos a Cristo.
Luchar contra la ansiedad es luchar
contra la incredulidad para tener más fe en la gracia de Dios.
Jesus nos dejó 7 motivos para no
preocuparnos y tener su paz y así pelear la buena batalla contra la ansiedad.
Debemos tomar pasos prácticos para
luchar contra la incredulidad de la ansiedad.
Exhortación
¿Vas a
reconocer que estar ansiosos es un pecado?
¿Vas a
confiar en las palabras de Jesús para dejar de preocuparte?
¿Vas a tomar
la decisión de luchar contra la incredulidad de la ansiedad?
Frases
finales
“Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro
viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra” Salmo 121:1,2
Tomado del libro del Rev.
John Pipper “Future Grace” (Gracia Venidera), páginas 56-59