lunes, 28 de mayo de 2012

Servir a Dios

Te preguntaste alguna vez ¿qué significa servir a Dios? Has reflexionado seriamente en lo que implica este servicio. Es muy importante saber que es el servicio a Dios para poder realizar el servicio que le agrada. No debemos confundir este servicio con cualquier actividad que pueda realizarse dentro de la iglesia. Por tal razón iniciaremos definiendo el concepto de “servicio”, para luego definir el servicio a Dios.

(Del lat. servitium).
1.     Organización y personal destinados a cuidar intereses o satisfacer necesidades del público o de alguna entidad oficial o privada.
2.     Econ. Prestación humana que satisface alguna necesidad social y que no consiste en la producción de bienes materiales (activo). RAE


De esta definición podemos inferir lo que puede significar el servicio a Dios como:

Actividad religiosa, destinada a cuidar y satisfacer las necesidades sociales y de administración de la Iglesia, sin fines de lucro, motivada por la fe e instituida como un deber por Dios, para todos los creyentes”



Ahora vamos a ver lo que nos dice la Biblia sobre este punto. Las Escrituras mencionan el servicio en varios contextos, los cuales vamos a estudiar para que podamos fijar el comienzo de esta actividad. En primer lugar, encontramos en el libro de Números que nos habla sobre una tribu en especial del pueblo de Israel, la Tribu de Levi, cuya responsabilidad consistía en el cuidado de los utensilios y todas las cosas del tabernáculo.

“Pero los levitas, según la tribu de sus padres, no fueron contados entre ellos. [Porque] habló el SEÑOR a Moisés, diciendo: Solamente no contarás la tribu de Leví, ni tomarás la cuenta de ellos entre los hijos de Israel; mas tú pondrás a los levitas en el tabernáculo del testimonio, y sobre todos sus vasos, y sobre todas las cosas que les pertenecen; ellos llevarán el tabernáculo y todos sus vasos, y ellos servirán en él, y asentarán sus tiendas alrededor del tabernáculo”
 Números 1: 47-50 (RV2000)


Encontramos otro pasaje paralelo en Deuteronomio 18 donde se menciona a los levitas. Esta era la tribu que servía a Dios.

“Los sacerdotes levitas, toda la tribu de Leví, no tendrán parte ni heredad con Israel; de las ofrendas encendidas al SEÑOR, y de la heredad de él comerán.
No tendrán, pues, heredad entre sus hermanos: el SEÑOR [es] su heredad, como él les ha dicho.
 Y éste será el derecho de los sacerdotes [de parte] del pueblo, de los que ofrecieren en sacrificio buey o cordero; darán al sacerdote la espalda, las quijadas, y el cuajar. Las primicias de tu grano, de tu vino, y de tu aceite, y las primicias de la lana de tus ovejas le darás; porque le ha escogido el SEÑOR tu Dios de todas tus tribus, para que esté para ministrar al nombre del SEÑOR, él y sus hijos todos los días. Y cuando el levita saliere de alguna de tus ciudades de todo Israel, donde hubiere peregrinado, y viniere con todo [el] deseo de su alma al lugar que el SEÑOR escogiere, ministrará al nombre del SEÑOR su Dios, como todos sus hermanos los levitas que estuvieren allí delante del SEÑOR”
Deuteronomio 18:1-7 (RV2000)

Los levitas en el Antiguo Testamento eran personas pertenecientes a una tribu, la cual Dios apartó para que le sirvieran, así como lo señala la Escritura. Este grupo de personas no escogieron realizar este servicio, que bien podemos decir es un privilegio, sino que Dios mismo hizo la elección y determinó las funciones de los levitas.
Una persona no puede elegir servir a Dios, ya que Dios ha elegido a los que han de servirle a Él. Podemos pensar y hasta convencernos que somos nosotros los que queremos y hacemos un servicio a Dios, pero la Escritura asegura lo contrario: ningún hombre puede, por voluntad propia buscar a Dios, y menos posible sería servirle, y aún más, servirle como a Él le agrada.
En la carta del apóstol Pablo a los Romanos lo dice de una manera muy clara:

La Biblia nos lo dice: "Nadie es justo. Nadie entiende nada, ni quiere buscar a Dios. Todos se han alejado de él; todos se han vuelto malos. Nadie, absolutamente nadie, quiere hacer lo bueno. Sólo dicen cosas malas; sólo saben decir mentiras. Hacen tanto daño con sus palabras, como una serpiente con su veneno. Hablan con amargura y maldicen a la gente. Fácilmente se enojan y matan a cualquiera. A donde quiera que van, todo lo destruyen y lo dejan destrozado. No saben vivir en paz, ni respetan a Dios".
Romanos 3:10-18(BLS)
Por lo tanto no debemos de sorprendernos si en el mundo no podemos observar las actitudes reverentes hacia Dios que normalmente observamos en los servicios religiosos. Las personas que no han conocido a Dios por medio de Cristo no pueden realizar ningún servicio a Dios, así como lo hacían los levitas, que tenían un relacionamiento especial con su Creador, aunque esta relación era sólo una sombra de la gracia que hoy gozamos. Nadie que no tiene una relación con Dios puede servirle en este tiempo, y la única manera de relacionarnos con Dios es por medio de su hijo Jesucristo y esta relación es la que nos capacita para poder servir a Dios. Así podemos decir que es Dios mismo el que nos ayuda a servirle, como lo señala la carta de Pablo a los Filipenses:

“Por tanto,  amados míos,  como siempre habéis obedecido,  no como en mi presencia solamente,  sino mucho más ahora en mi ausencia,  ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer,  por su buena voluntad”
Filipenses 2:12-13 (RV1960)

La obediencia es una característica del creyente, la vida que lleva debe agradar a Dios, esto es parte de su servicio. Aquí entendemos “salvación” como una referencia al ejemplo de Cristo, ya que Él es nuestra salvación. Ocuparnos en nuestra salvación quiere decir “ocuparnos en el cumplimiento de lo que agrada a Dios”, es decir, el servicio a Dios, así como nuestro Señor lo ha hecho, ya que ninguno de nosotros puede hacer algo meritorio para obtener la salvación por cuenta propia.
Dios nos da, por el Espíritu, tanto el deseo como la fuerza para hacer lo que le agrada a Él, sin importar quién nos mira o deje de hacerlo, como lo dice Pablo.

Ahora si decimos que el hombre no busca a Dios y mucho menos servirle, ¿qué pasa de todas aquellas cosas que hace a favor de su prójimo? ¿Por qué si la Biblia dice que el hombre es malo puede hacer cosas provechosas para sí y para los demás?

Continuará....

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